Medir es una necesidad constante que tenemos, como personas, como empresas y como sociedad. Nuestra sociedad funciona en base a mediciones constantes que nos permiten obtener datos y actuar en función de ellos. Medimos audiencias, likes, megas, pasos, distancias, volúmenes, temperaturas, tiempos, contaminación ambiental, calidad del agua, contamos dinero, … y cada medición nos permite tomar decisiones y acciones respecto a qué hacer en función de lo medido. Poner un parámetro bajo control implica medirlo de forma periódica. ¿Cómo podríamos controlar una temperatura estable sin medirla? Si fuese temperatura ambiente la regulación pasaría por apagar la calefacción cuando estuviésemos sudando, a encenderla al comenzar a tiritar. Pero ¿si necesitásemos mantener -5ºC?…
¿Y qué pasa cuando no medimos un parámetro importante, por ejemplo, la contaminación ambiental? Pues que corremos un riesgo importante de salud y no sabemos ni por qué nos sentimos mal, ni porqué se pone la gente enferma, ni cuándo tomar medidas, ni qué medidas tomar.
Pues algo parecido ocurre con el bienestar laboral. No medir el bienestar en las empresas implica riesgos importantes que pueden traducirse en la pérdida de beneficios y de sostenibilidad para la empresa.
El motivo es claro. La falta de bienestar en la empresa devalúa su capital humano, que realmente es el que produce los resultados económicos y la sostenibilidad. La falta de bienestar laboral implica falta de compromiso y productividad laboral, así como de innovación, de competitividad, de entusiasmo, de igualdad, de salud, de progreso, de atracción y retención del talento, etc. Y genera absentismo y presentismo laborales, y los costes que suponen para la empresa y el país. Aparte de la pérdida de calidad de vida para las personas afectadas, sus familias y la población de su entorno. ¿Les resulta familiar esto?
Necesitamos medir y gestionar el bienestar laboral si queremos un modelo productivo sostenible. Y medir con un instrumento estándar y validado, que sea exacto, reproducible y fiable como es el Índice Nacional de Bienestar Laboral (INBILA), creado para el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo. De poco sirve que cada empresa o consultor utilice su método, porque la medida puede hacer referencia solo a esa empresa o consultor, y no a la media del país, de las comunidades autónomas y de cada sector productivo, como hace INBILA.
El INBILA, además del índice propio de la empresa y la posibilidad de tener una referencia de su posicionamiento en el mercado respecto a otras empresas, proporciona un valioso informe con panorámica general de la organización en los distintos aspectos del bienestar laboral, muestra las fortalezas y debilidades de la entidad en general, por centros de trabajo, departamentos, etc., evidencia circunstancias que puedan ser causa de malestar y ofrece las métricas necesarias para saber el grado de satisfacción de los empleados. Es una llave que nos abre la puerta de la mejora continua.
Puedes solicitarnos más información en info@businessforevolution.com , donde recibirás nuestro apoyo y asesoramiento en el proceso de bienestar laboral.
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