La enfermedad a veces puede ser una gran maestra para las personas que están dispuestas a aprender.
La COVID-19 nos está poniendo a prueba y es importante que reflexionemos y saquemos nuestra enseñanza individualmente como personas, como empresas y como sociedad.
He aquí una pequeña lista de mis aprendizajes de la COVID-19, en el aspecto personal y empresarial:
- Muestra que somos vulnerables. Damos poca importancia a la salud, hasta que la perdemos. Todo se desmorona si no hay salud. Es quizás, nuestra mejor inversión.
- En este caso especialmente la enfermedad ha obligado a parar. Lo que ha roto la rutina, nos ha descolocado y ha dado tiempo para reflexionar.
- De manera muy simple, nos enfrenta a nuestros miedos. El principal en muchos casos, aunque sea remotamente, a la posibilidad de morir nosotros, o un ser querido, o a la muerte de la empresa.
- Muestra que lo único seguro es el cambio continuo y la incertidumbre que genera.
- Esto hace plantearse qué es lo realmente importante en nuestra vida, incluso modificar las prioridades, o escala de valores, que veníamos utilizando. Tengo claro que lo importante son las personas, tanto en el ámbito personal, como en el empresarial.
- Nos muestra una vez más, que el dinero no es lo más importante. Que no puede prevenir ni curar todo. Ya comentábamos en otro blog que como sociedad habíamos confundido el fin con los medios. Hemos puesto como fin el dinero y a su servicio, como medio para conseguirlo, el bienestar de las personas y del planeta. Para ser sostenibles necesitamos poner al bienestar como el fin principal de la sociedad, y al dinero a su servicio, como uno de los medios para conseguirlo.
- Qué importancia damos al bien común. Cómo contribuimos tanto a evitar el posible contagio a otras personas, como a la supervivencia de otras empresas en dificultades.
- Aprender a aceptar las circunstancias. Aceptar lo que no podemos cambiar. Las cosas no siempre son como nos gustaría. Lamentarse sirve de poco y quita mucha energía.
- A sobreponerse rápido y seguir adelante. A ser resilientes. A enfrentar nuestros miedos y circunstancias.
- A ocuparnos en lugar de preocuparnos.
- La importancia de la capacidad de adaptación rápida a circunstancias adversas. El confinamiento durante tres meses, las mascarillas, los guantes, los ERTEs, el teletrabajo con pocos medios y con niños, los cambios de puestos y de funciones, la adaptación a las nuevas normativas, nueva actividad, la nueva normalidad, …
- Nos ha enseñado a no confundir la prudencia con el miedo. Tal como ocurre con el tráfico: todos somos conscientes de las cifras de accidentes de tráfico, y esto no impide que disfrutemos de nuestro vehículo a diario. Una vida con miedo es solo media vida.
- El poder del grupo. El apoyo y la fuerza positiva de la familia, de los amigos, de los compañeros/as de trabajo. El grupo multiplica el poder de cada individuo y ayuda a enfrentar los más altos desafíos. Es un momento decisivo para crear un equipo de trabajo comprometido, e incluso para buscar alianzas y sinergias entre empresas.
Cada circunstancia en la vida es una oportunidad más de aprender de nosotros mismos y de los demás.
¿Qué aprendizaje estás teniendo tú de todo esto?
¿Seguimos aprendiendo juntos? joseluis@businessforevolution.com
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