Estoy de acuerdo en que es fundamental mantener la ilusión en estos momentos de emergencia sanitaria que estamos viviendo, que implican el confinamiento de la población, una parálisis parcial de la economía, ERTES, preocupación por mantener la salud, el trabajo, por nuestros mayores, etc.
Ilusión es una palabra que como coach y consultor de empresas oigo con mucha frecuencia. “Tenemos toda nuestra ilusión depositada en nuestro nuevo… negocio, proyecto, empresa, cambio personal…” La primera vez que se la oigo a un cliente le pido que me defina su concepto de ilusión. Es más, te invito a que te tomes unos segundos y hagas tu propia definición. ¿Por qué te preguntarás? Porque, aunque la ilusión es tremendamente motivadora y da mucha fuerza, en función del concepto que tengamos de ella, va a implicar más o menos expectativas y nos va a llevar por muy distintos caminos.
Básicamente vamos a considerar aquí dos significados:
- El de la percepción ilusoria de las circunstancias, que es como crearnos nuestro propio espejismo, que con frecuencia suele ir ligado a una expectativa importante sobre el resultado final de la ilusión. Es como una mentira que elegimos contarnos a nosotros mismos (habitualmente de forma inconsciente) para justificar lo que hacemos. Esta ilusión puede ser peligrosa y dañina, porque nos hace perder objetividad y cerrar el abanico de posibilidades, y porque en caso de no cumplirse, implica una profunda decepción, de la que puede ser doloroso recuperarse. Cuando detecto esto, sea en un particular, o en una empresa, ¡me saltan las alarmas!
- El significado de entusiasmo. Vinculado a una actitud ante la vida, al optimismo y la determinación. Es un concepto que nos permite una mayor objetividad, contemplar las oportunidades que se nos presentan y elegir entre ellas. Está desvinculado de un resultado concreto y por tanto carente de expectativas. Este concepto de ilusión es el más sostenible y el que más estabilidad y fuerza nos proporciona. Da igual los obstáculos que vayamos encontrando en el camino, tendremos la fuerza y la visión necesarias para sortearlos, o por qué no, para cambiar de camino.
¿A cuál de estos conceptos se acerca más tu definición de ilusión?
Desde luego yo elijo el entusiasmo. Y sí, en este momento, como en cualquier otro, es importante cultivarlo, aceptar las circunstancias, adaptarse a ellas y ser capar de observar las oportunidades que conllevan los cambios.
Te animo a sintonizar cada día con esta actitud de entusiasmo, creo que hace todo más fácil.
¡Aunque cuidado en caer en la euforia! Y aprovecho para diferenciar entusiasmo de euforia.
La euforia, aunque es algo aceptado, buscado y fomentado socialmente, es en cierto modo “peligrosa” porque crea dependencia emocional de ese estado. Nos lleva a buscarla constantemente por distintos medios, entrando en ciclos alternados de euforia y apatía-depresión. ¿Cómo detectar la euforia? La euforia siempre quiere más y más euforia.
El entusiasmo crea un estado de bienestar y fuerza, en el que queremos quedarnos, sin más.
Espero y deseo que conectes con tu entusiasmo y disfrutes de él cada día.
Si crees que puedo ayudarte como particular, o como empresa no dudes en contactar conmigo.
Jose Luis Celemín Tercero
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